Soy Amparo,
estudiante del máster de Biología Molecular y Celular de Plantas que oferta la
Universidad Politécnica de Valencia. Estos meses estoy realizando allí mi
proyecto final de máster. Como último trabajo, Jose Miguel Mulet (para los
alumnos JM) nos ha mandado un trabajo en el cual tenemos que explicar nuestro
proyecto de manera que lo pueda entender todo el mundo. Pues bien, ahí va.
Concretamente trabajo con una
planta modelo que se llama Arabidopsis
Thaliana, que sería como el ratón con el estudio en animales. Se trata de
una planta que en la naturaleza es una mala hierba. Para algunos estudios, esta
planta es muy interesante porque es fácil de cultivar, sobre todo porque tiene
un ciclo de vida muy rápido (en el invernadero de 8 a 10 semanas).
En mi caso, estudio la forma de
una parte de este fruto. Arabidopsis
tiene un fruto de unos 3cm de longitud y tiene una forma cilíndrica donde su
interior alberga las semillas. A mí me recuerda a la forma de una judía verde
“boby” pero mucho más pequeña. Os pongo una foto de ambas.

En el laboratorio donde realizo
mi proyecto se dedica a estudiar el desarrollo del fruto en plantas. Para
explicarlo de una forma sencilla, lo explicaré con un ejemplo que nos resulta
más cercano a todos. En plantas, el fruto podría comparase, en humanos, con una
mujer embarazada que está gestando un hijo. En plantas pues, la semejanza sería
el fruto que recubre la semilla, que es lo que posteriormente dará una nueva
planta. Pues bien, todo el proceso por el que pasa una mujer mientras está
gestando un hijo, está gobernado por muchos tipos de moléculas. En mi caso, de
entre todas ellas, se encuentran los que yo estudio y son “genes devil”. Estos
genes se encargan del desarrollo de una parte del fruto. Como en humanos,
extremidades, ojos, órganos… todo forma parte del desarrollo del embrión. En mi
caso, lo estudio pero en plantas.
Yo estudio una de estas moléculas
que intervienen en el proceso de desarrollo del fruto (genes devil). Se conocen
desde el 2004 (1). Se descubrieron porque los investigadores estaban buscando
mutantes en este tipo de plantas, y vieron que las plantas con mucha cantidad
de esta molécula tenían unos frutos muy llamativos, con lo cual, decidieron ver
de qué se trataba. Tienen el nombre “devil” porque sus frutos adquieren una
forma diferente a los normales. Como podéis ver en la siguiente imagen,
comparados con los normales, hay una zona de la que les salen como dos cuernos,
lo que recuerda a un demonio. Una de las cosas más divertidas para los científicos
es ponerle nombre a las cosas que descubren. Además, como dice mi jefa: “quien
tiene un fenotipo, tiene un tesoro”. Quiere decir, como en este caso, que si tu
planta tiene un aspecto muy diferente al aspecto normal que tiene la planta, es
mucho más llamativo y visual trabajar con ella.
Para hacer que el fruto produzca más devil de lo normal y tenga esa forma “endemoniada”, se utilizan plantas transgénicas. Como inciso decir que no tengo como objetivo dar mi opinión sobre los transgénicos aquí, pero podéis imaginar cuál es mi opinión sobre ellos si en mi proyecto estoy utilizando dicha tecnología.
El objetivo de mi trabajo es conocer la función de estos “genes devil”, para saber qué demonios hacen en la planta y si interaccionan con otras moléculas. Como podéis imaginar y como todo trabajo de investigación es una ardua labor, la cual necesita de mucho tiempo y dedicación.
Espero haber cumplido el propósito de este post, explicar de una manera sencilla a gente que no tiene por qué saber de ciencia de qué trata mi proyecto.
Amparo Primo Capella, en twitter @Mariamparoooo
